Ahora hay evidencia acumulada de que fortalecer los músculos que usamos para respirar reduce la presión arterial alta, ayudando a promover la salud del corazón.
La respiración diafragmática profunda, que a menudo se usa durante la meditación o las prácticas de atención plena (mindfulness), también puede ayudar a reducir la presión arterial.
«Los músculos que usamos para respirar se atrofian, al igual que el resto de nuestros músculos a medida que envejecemos», si los entrenamos solo de cinco a 10 minutos diarios podemos reducir significativamente la presión arterial alta a cualquier edad.
«Descubrimos que hacer 30 respiraciones por día durante seis semanas reduce la presión arterial sistólica en aproximadamente 9 milímetros de mercurio», y esas reducciones son más o menos lo que se podría esperar con el ejercicio aeróbico convencional, como es caminar, correr o andar en bicicleta.
«Respirar profundamente y con resistencia ofrece una forma nueva y poco convencional de generar los beneficios del ejercicio y la actividad física»
Practicar este ejercicio puede mejorar la presión arterial alta:
- Sentado, con las rodillas flexionadas, colocar las manos sobre el abdomen.
- Inspirar profundamente a través de la nariz manteniendo la boca cerrada. Al inspirar, el abdomen se distiende elevando las manos.
- Colocar los labios como si fuese a silbar y espirar lenta y suavemente de forma pasiva, haciendo un sonido silbante sin hinchar los carrillos. Al ir expulsando el aire, los músculos abdominales se hunden, volviendo a la posición original.
Esta técnica no pretende sustituir otros ejercicios, ni reemplazar la medicación para las personas cuya presión arterial es tan elevada que corren un alto riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. En cambio, «sería una buena intervención adicional para las personas que ya están siguiendo otros enfoques de estilo de vida saludable».
Fuente: Extraído del artículo de Mónica de Haro